Dr. Willians De Jesús Salvador
El próximo oriente, se ha convertido en una región geopolítica inestable, que presiona a las grandes potencias a la búsqueda urgente del consenso, para poner en marcha un plan u hoja de ruta critica, que viabilice el restablecimiento de la paz en la zona.
Los imperios modernos difieren radicalmente de las fuerzas imperiales del pasado. Por ejemplo, Estados Unidos, que emerge en el siglo XX como superpotencia mundial, fundamentado su hegemonía en base a ser un eje fundamental para la paz mundial.
Los imperios antiguos desde tres milenios a.c. como el Chino hasta los de Eurasia, (Persa y Romano), fundamentaban su fortaleza en base a la conquista de nuevos territorios y pueblos enteros, que pasaban a su dominio como conquistadores, el ejemplo más elocuente fue el macedonio Alejandro Magno, que construyó los Reinos Helenísticos.
Los autores inspiradores de la “The Federalist”, Thomas Jefferson, Madison, entre otros ideólogos de pensamientos luminosos, concedieron la fundación de EEUU, bajo la premisa de libertad y el desarrollo material y espiritual de la sociedad norteamericana.
Thomas Jefferson, expresó: “Estoy persuadido de que nunca antes hubo ninguna Constitución tan bien calculada como la nuestra para la expansión imperial y el autogobierno”.
Estados Unidos, primero se convierte en un punto de encuentro de emigrantes de todas las latitudes, y en ese arcoíris étnico multirracial, construye la sociedad del siglo XX, fundamentada en el bienestar colectivo, respeto a los derechos inherentes a los seres humanos, investigación científica y desarrollo tecnológico. La aplicación de la ley como norma obligatoria para todos los ciudadanos, estos fueron dogmas de vida, sobre los cuales giraron con la manecilla del reloj, el avance y fortalecimiento de la sociedad norteamericana.
Ahora, estamos en la era post moderna, la sociedad del siglo XX1, la era de la sociedad global, donde lo que prima es el mercado como factor fundamental de equilibrio, progreso y estabilidad de las economías mundiales. La autopista de la comunicación es el conducto incesante del tránsito virtual de los capitales.
China, siempre grande, emerge a final del siglo pasado como una superpotencia mundial, siendo la única en la historia que después de haber sido un imperio milenario, desaparecido de los ejes de poder mundial, ha vuelto con bríos renovados a ocupar un lugar prominente en el ajedrez de poder a nivel mundial.
La China de hoy, tecnológicamente vanguardista y de economía floreciente, convertida en una sociedad capitalista, fundamentada sobre los pilares ideológicos que les legaron forjadores del estado moderno, como el líder universal más extraordinario del siglo pasado, Mao Tse Tung.
Entrando en materia, las noticias que nos llegan desde próximo oriente, hablan del peligro de una conflagración nuclear si la República Islamista de Irán es atacada por Israel, además, la situación de la República Árabe Siria, donde hay un conflicto que desangra esa nación sin que los mecanismos normales de mediación por organismos internacionales como la ONU, puedan poner en marcha un plan, por el veto de dos socios poderosos, Rusia y China.
Lo que ha provocado que terceros países, adopten medidas unilaterales de sanciones económicas y bloqueos comerciales contra Irán, que no resuelven el problema sino que lo exacerban, pues en un mundo donde prima el mercado, esto produce como es normal, una guerra en los mercados, por ejemplo del petróleo, que perjudica a todas las economías del mundo, no productora de petróleo.
Ya es hora, de que se convoque una “Cumbre sobre Oriente Próximo”, con la participación de EEUU, China, Rusia, la Liga Árabe y la Unión Europea”, cuando los organismos creados para dirimir los conflictos tienen bloqueadas las puertas de la legitimidad para solucionarlo, ante la amenaza de proporciones invaluables que representan, hay que proceder a la cumbre como en los grandes momentos de la historia contemporánea, como la Conferencia de Potsdam, del 17 de julio hasta el 2 de agosto de 1945, en la que participaron, Estados Unidos, Unión Soviética y Gran Bretaña, que puso fin a la Segunda Guerra Mundial.
Permitidme terminar estas reflexiones sobre la necesidad de un consenso urgente en Oriente Próximo, Tucídides, Tito Livio y Tácito, quienes según Maquiavelo cuando analiza las obras de estos: “establecían sobre el orden mundial, que los imperios tienen que poner sus fuerzas al servicio de la justicia y la paz mundial”.
Hoy día, nosotros establecemos que las superpotencias tienen que abocarse al consenso para producir el equilibrio y la paz universal, como un acto supremo de sabiduría y responsabilidad del liderazgo mundial.
El autor Ex Embajador Dominicano en Alemania, Polonia y Rep. Checa.
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