domingo, 11 de diciembre de 2011



Electores o Indignados:
¡Cuidado con el Juego Perverso del Poder!   

                                                                                                                        
Dr. Willians De Jesús Salvador

Los derechos electorales del pueblo dominicano, no pueden ser alienados por los que hoy sustentan el poder, todo lo contrario deben ser protegidos por un régimen de derecho,  para que los resultados de la misma tengan la aceptación colectiva, que es fundamental para la legitimación del gobierno que resultase de dicho certamen.

Es evidente que falta equidad, equilibrio y hasta prudencia de parte del PLD, sobre el delicado tema que envuelve al alto tribunal comicial, pues, la concentración de poder por el partido gobernante y la forma atropellante de aplicarlo, sin importar que los mismos estén de espalda al ejercicio de la democracia y a la gobernanza del país. Constituyen un desafío innecesario a sus adversarios políticos, principalmente al Candidato de las grandes mayorías, Ing. Hipólito Mejía, según atestiguan todas las encuestas nacionales.

Hemos escuchados voces que se han levantado desde diferentes ángulos de la sociedad  clamando por una salida con la celeridad que las circunstancias ameritan y como respuestas a dichos reclamos,  hemos contemplado impávidos al Secretario General del partido gobernante, muy beligerante, con una disminuida vocación concertante, sus respuestas dejan mucho que desear de un Presidente del Senado, que por razones forzadas debe hacer de la prudencia de ese poder del estado, un arte elegante en la cotidianidad propia del debate político.

Por su parte, su excelencia Monseñor Agripino Núñez Collado y la Sociedad Civil, han asumido un rol digno de encomio, por la sensatez y alto valor patriótico, para alejar el fantasma de las dudas e inequidad de un tribunal, que aunque conducido por el Magistrado Dr. Roberto Rosario, hombre de indudable compromisos partidarios con su PLD, organización a la que ha dedicado una parte importante de su existencia humana como miembro de su comité político, tal vez, se pueda colocar en el fiel de la balanza, porque,  hasta una mirada del juez puede producir una mancha en  el proceso, que haga imposible creer en su capacidad de una correcta  administración del proceso electoral.
El Ing. Hipólito Mejía, el Candidato y líder de la oposición política dominicana, sus reclamos tienen que ser tratados con el respeto que las circunstancias obligan, sobre todo de un hombre de timbre democrático, comprometido con el forjamiento de una sociedad que este cónsonas con los reclamos y reivindicaciones de la mayoría, sobre todo de los ciudadanos excluidos por el aparato del estado al legitimo derecho al bienestar por el neoliberalismo, cuyo sistema de conducción del estado no toma al ser humano como epicentro de la sociedad, sino a los mercados y las rentabilidades del capital.
Hemos observado como las oleadas de indignados han barrido los gobiernos y sus gobernantes, que obcecados en  perpetuarse en el poder, han desafiado las reglas de oro  que instituyen el equilibrio entre gobiernos y opositores.

En una rebeldía y desobediencia popular a unos resultados cuestionados, nadie saldrá ganancioso, nosotros los dominicanos no queremos los tristes espectáculos electorales que se están dando en ciertos países, que por prudencia que la diplomacia obliga pido la indulgencia de los lectores para no mencionar. Aquí el Yate Angelita puede resultar pequeño para muchos que han abusado del poder, atreves de la injuria a los más elementales cánones éticos de administrar la cosa pública, un país hipotecado con un congreso gomígrafo que aprueba empréstito que hasta el Presidente Ulises Hilarión  Heureaux  Lebert (Lilís), tendría un mínimo de prurito en esta carrera alocada e insaciable.

Escuchar de labios de un Presidente de la República, decir que dedicará 45 mil millones de pesos para ganar las próximas elecciones,  para que  su partido se quede en el poder, eso no tiene madre y de hecho esta barbaridad se está ejecutando con el plan demagógico de asfaltado nacional y otros dispendios.
La hora es de prudencia, búsqueda de salida al conflicto de la JCE, hay que tener cuidado con el juego perverso del poder, para no convertir electores que aspiran a un cambio pacífico e indignados populares.

El Autor es médico y diplomático








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