Dr. Geraldo Alemán |
Querido Embajador y gran amigo William De Jesús Salvador:
He leído con especial atención la importante y oportuna reflexión que formula el Embajador William De Jesús Salvador, sobre las amenazas de guerra entre Israel e Irán.
Este eterno conflicto -que hoy resurge con más peligro y consecuencias nefastas que ayer- me llevan a volver a examinar e investigar la Tesis que tres compañeros hiciéramos para optar por la Licienciatura en Ciencias Políticas, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), titulada: "LA CARRERA DE ARMAMENTOS, SU CONSECUENCIA INTERNACIONAL Y EL DESARME".
En esa época estaba en su climax la Guerra Fría, cuyas potencias en pugna la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos (EE.UU), constituyendo un equilibrio que impedían los conflictos bélicos a nivel nuclear, porque como dice un refrán popular: "puerco no se arrasca en jabilla".
Analizando el pasado y el desequilibrio militar CONVENCIONAL-NUCLEAR existentes en la hora presente, donde -como usted bien señala- los Estados Unidos tienen en estos momentos el poderío militar con base en el patio trasero de los países que les adversan, con capacidad para poner bajo control cualquier azomo de ataque.
Más aún, teniendo a un Israel con una inmensa y probada capacidad nuclear que pondría en jaque a cualquier país vecino árabe que intente alguna represalia.
Concluyo coincidiendo con su reflexión final, en el sentido de que lo más adecuado es evitar un conflicto bélico entre las partes, haciéndose preciso poner en marcha los esfuerzos diplomáticos y el diálogo, donde los representantes en susodicho diálogo sean amigos comunes de ambas partes en el conflicto.
En estos momentos se precisa urgente que el CONSEJO DE SEGURIDAD DE LAS NACIONES UNIDAS, con el apoyo de sus cinco Miembros Permanentes y sus 10 Miembros No Permanentes, se reunan bajo el pedido de algún bloque de países miembros mediadores, para que dicho Consejo ponga a prueba su misión de cumplir con la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales (de conformidad con el Art. 24 de la Carta de la ONU), de acuerdo a los principios y propósitos de la ONU, y definidos de forma específica en el ámbito de los Capítulos VI, VII, VIII y XII de los Poderes otorgados al Consejo de Seguridad.
Un conflicto entre estos dos países, probocaría una conflagración y holocausto mundial, ya que arrastraría a otros países a entrar en el teatro de operaciones o campo de batalla, donde daríamos por un echo la declaración de la TERCERA GUERRA MUNDIAL, donde la cantidad de víctimas superarían los de la PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.
La guerra es fuego y el fuego quema, y no habrían vencidos ni vencedores, sino, polvo y cenizas, donde la vida humana no retoña jamás.
Para pensar y decidir una guerra, los actores deben consultar primero con su almohada a las 5:00 de la mañana, con la mente fría como el hielo de la antártida, y de seguro se pensará dos veces antes de lanzar un primer ataque.
Los líderes mundiales deben medir sus pasos y acciones, y pensar en la presente y futuras generaciones.
Por todo ello, pienso que se precisa urgente que la diplomacia y el diálogo se pongan al servicio de la paz, porque es precisamente la paz la máxima obra de la justicia., donde la ONU debe desde ya actuar y poner a prueba su liderazgo como organismo mundial amante de la paz y la seguridad internacionales.
Gerardo Alemán.
Ex-Embajador.
NOTA: Ojalá que esta breve nota de advertencia sea publicado en todos los medios posibles y encuentre eco en los 5 contitentes, ya que de iniciarse un conflicto de la especie de que hablamos, ningún país en el mundo estaría ajeno y entrarían -unos voluntariamente y otros forzados o empujados- al terreno de batalla, yaque hoy en día la neutralidad es un mito, ante la crudeza y crueldad de la guerra.
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