sábado, 13 de noviembre de 2010

LA REELECCION UNA CICATRIZ EN EL ROSTRO DE LA PATRIA

CRONICA DE LOS PRESIDENTES REELECCIONISTAS

DR. Willians De Jesús Salvador
Las calles de las diferentes ciudades, municipios, secciones y parajes, son las más fiables fuentes de informaciones para conocer el sentir y las posiciones de los dominicanos sobre una temática determinada. 
Razones por las cuales, el que ignora las realidades del debate y la posición de nuestro pueblo, es por estolidez adrede, pues en los coloquios de los colmadones, en los estadios de beisbol,  fabricas, talleres, hospitales, clínicas, iglesias de todos los credos y en las esquinas, está la más fiable de las encuestas.
Qué cree usted de la reelección presidencial?  Se levantan un concierto de voces afinadas al unísono de Este a Oeste y de Norte a Sur, que se oponen a este engendro pernicioso para la salud democrática de la República Dominicana,  desde la cimiente misma de su fundación en la que hay un colorario de Presidentes que como nefelio en la cornea del ojo de la patria, van desde un General Pedro Santana que las glorias y lauros ganados en la guerra de independencia, los pierde en el ejercicio despótico de la primera magistratura, recordemos al Padre del reeleccionismo dominicano, Presidente Buena Ventura Báez y Méndez, el hijo de la ex esclava Juana Méndez, era de vocación anexita, afrancesado, intentó anexarnos a Francia, luego a España  y en última instancia  deseaba anexarnos a Estados Unidos, firmando un tratado de anexión con el Presidente Norteamericano Ulysses S. Grant.
La reelección ha parido monstruos en el solio presidencial de la estirpe de Ulises Heureaux  quien eclipso el final del Siglo X1X de nuestro país. Heureaux y sus seguidores se enriquecieron a través de grandes inversiones privadas en la creciente economia de exportaciones. El punto era que “la separación entre los bienes privados del presidente y las finanzas del Estado era vaga, fluida y casi inexistente. Como la política de endeudamiento externo hacia posible el mantenimento de su maquinaria política y su enriquecimiento personal, Heureaux seguía endeudándose mediante préstamos secretos con la San Domingo Improvement Co., con productores azucareros y comerciantes locales. La crisis económica alcanzo niveles insospechados y al expirar su mandato , la economía terminaría bajo el control de los Estados Unidos. Al asumir el nuevo gobierno, en medio de una calamitosa situación económica , este se declara en bancarrota lo que provocara posteriormente la intervención militar de Estados Unidos en 1916.


La Satrapía no tiene nombre, cuando somos liberados por los intervencionistas norteamericanos, aparece en el escenario dominicano el General Rafael Leónidas Trujillo Molina, que durante treinta y año gobernó esta media isla con puño férreo, se hizo dueño absoluto de todos los bienes que su voracidad insaciable apetecía.
Mi generación se hizo adulta camino al cementerio en los contristados doce años del Dr. Joaquín Antonio Balaguer Ricardo, doce años de crímenes de estado horrendo, perversos y despiadados contra la juventud que disentía de sus esquemas derechistas y trujillistas. Recuerdo en una huelga en San Francisco de Macorís, en el periodo del tristemente célebre Coronel Pérez Nau, como comandante del cuartel general de la policía nacional en esta ciudad, mandó a buscar a mi madre y padrastro, para que abrieran a la fuerza las dos tiendas que poseían en la legendaria calle comercial principal, calle San Francisco. Carajo y así, impávidos contemplamos como legisladores de los diferentes partidos, nombraron a Balaguer Padre de la Democracia Dominicana.
Ahora en el alba y aurora de un nuevo Milenio y Siglo, aparece en el panorama político dominicano un hombre con altos dinteles intelectuales, académicos, creíamos que era un civilista de visión preclara y moderna de su rol en el forjamiento de una nueva razón para la  existencia de la Republica Dominicana, pero no difiere su conducta de estadista de aquellos aspiraban a perpetuarse en el poder y que diferentes razones lo echaron del solio presidencial, abriéndole espacio entre hombres espurios que subyugaron a sus conciudadanos.
Finalmente, podemos precisar la reelección presidencial es una cicatriz en el rostro de la democracia dominicana y un trauma histórico que termina hiriendo el alma misma de la Republica Dominicana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nombres y Apellidos:
Correo Electrónico :
País y Ciudad :