domingo, 5 de septiembre de 2010

Imaginario Colectivo de los Dominicanos

Imaginario Colectivo de los Dominicanos




Prof. Nolberto Luis Soto


He iniciado leyendo un tópico del “Imaginario Colectivo”, tal como nombra en su libro el español Desiderio Navarro, que me facilitó en tarde apacible de un domingo capitalino, cuando ya se escurrió la población hacia otros confines vacacionales; momento propicio para reconstruir algunas reflexiones acerca de lo que acontece semana tras semana en materia de inseguridad y narcotráfico, sembradores de temor en la población dominicana.-

He encontrado en los escritos del ruso Yury Lotman, quien estudiara profusamente el imaginario, de que este parte de la hipótesis del “miedo colectivo”, como creador de los personajes que inspiran temor y no al revés. Se está refiriendo a las brujas y a todo tipo de amenazas. El miedo colectivo ha sido propalado, difundido y consolidado por otras esferas del entramado del poder social y político. La idea consiste en generar empoderamiento de por élites que apuran perpetuarse en el poder. Tanto puede cristalizarse en el macro- poder como en los complejos micro –poderes de la sociedad.-

Ciertos aparatos de la sociedad aseguran el cumplimiento de este empoderamiento y que en ocasiones se convierten en símbolos del horror y el temor hacia los otros. Hay quienes, considerándose débiles e impotentes, desarrollan paranoia y ésta puede expandirse a toda una población, que se torna y siente amenazada, por los acontecimientos sociales y naturales que se manifiestan y que adquieren una dimensión esotérica en la conciencia colectiva de la gente.

Es el caso de las tragedias de los Nazis y su propaganda generando terror en la población europea; Trujillo y su aparato de inteligencia militar y los llamados “carritos cepillos”, sembrando el temor en el imaginario colectivo de los dominicanos. Es una especie de sujeto que se moviliza como maquinaria de terror en los distintos espacios del imaginario, sin necesidad de su presencia física. Por eso, el mito sobre la figura del déspota Trujillo impedía que un ciudadano común se atreviera ni siquiera a tocarlo.

Sólo lo pudo hacer una “élite” cultural y social con capacidad de desmitificación, que en muchos casos merodeaban su propio entorno.-

El mundo de hoy, globalizado, se asocia el mito a los eventos del narco y la inseguridad, particularmente cuando no se está seguro en qué estamento de la sociedad podemos confiar y abrigarnos en su protección, en tanto que la misma estructura policial y militar está perforada por las garras de la delincuencia. ¡Quién me viene a defender! El miedo asume al imaginario colectivo de la sociedad como ola expansiva que no se detiene en su paso remediando a los tsunamis. Desafortunadamente, y por vía de hecho en la población se anida en estos tiempos un profundo sentimiento de inseguridad que separa la reunión de familia y la llena de stress.

Los componentes de ese temor colectivo vienen alimentados a causa de la incorporación de ciertos estamentos militares en los asuntos del narco. Entonces, ¡de quién me defiendo! Dilema que abruma al imaginario de los dominicanos.En fin, el caso más reciente, el comunicador Fausto Rosario, quizás tomado como pretexto para enviar un mensaje de temor a los comunicadores “atrevidos”, que continúan con su labor de imparcialidad y probidad en su ejercicio. Así, Clave Digital es una víctima, no busquemos razones extrañas a los verdaderos factores de su extinción del escenario periodístico nacional. Tarde o temprano la verdad resplandecerá cuando los motivos reales no estén a la orden del día.

Cuando los propósitos del macro-poder languidezcan, como sucede al pasar los tiempos, y se descodifique la maraña articulada entre el narco , el poder estamental y el consecuente temor de la población; entonces los ciudadanos libres de esas temerosas ataduras coyunturales, encontrarán nuevos hitos que alimenten de salud mental su imaginario colectivo, de que nos habla Lotman.-

El autor: Profesor Universitario, Político y  Diplómatico.
La fotografía no adjunta por problemas del formato.

Fecha; Santo Domingo, 19 de agosto 2010.-

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